Me he enfrentado a las brazas en su profundidad

He resistido el asedio de los pretendientes con calma

Bajé del cielo sólo para pedirte por favor

Que te apacigües

El viento sopla y yo lo sé…

THE SMASHING PUMPKINS - BEHOLD! THE NIGHT MARE

Mi Mathias duerme mientras mi esposa descansa con el oído atento a sus lloros de medianoche. Mi pluma no descansa porque tengo en el pecho un remordimiento por ser tan feliz y a la vez tan infeliz. Las canciones me ayudan a despertar de nuevo el apéndice perdido llamado escritura, más… aún no se que quiero decir, porque el viento sopla, lo sé y no estoy allí para sentir su aliento acariciando mi pelo, mientras corro a través de una ciudad que me ha negado la libertad. Cuando despierte Mathias, ya habré expulsado (espero) la lenguas de fuego que me atormentan en este momento. Él no es que sea culpable de alguno de mis terribles desencuentros, al contrario, ahora mismo que me he detenido en la escritura para darle de beber la leche en su tetero de campeón, solo puedo agradecer al que se lo merece, por esta maravillosa experiencia de tenerlo en mi vida, en mis brazos. La verdad es que justamente, gracias a él, hago esto, diluir pensamientos en palabras que suenen creíbles, que no se queden en pequeñas lanzas que atraviesen mi conciencia de no escribir nada, porque eso es lo que últimamente me atosiga, el hecho de no estar escribiendo, de no estar llenando hojas y hojas de pedacitos de tinta virtual. Pero sigo tratando de escuchar la respiración de Mathias, y todo se vuelve fatuo, irreal, gracias al viento que desprecie a los pretendientes del ocio y ocupé mi tiempo en escribir esto que él, alguna vez leerá y no entenderá, pero, que importan, después de ver una buena película como A Love Song for Bobby Long, tomar un café y subir este post, lo demás puede ser lo que quiera ser, los amo a todos, buenas noches y que vivan las calabacitas aplastadas que llegan al Perú y que no iré a ver, porque ya enfrenté esas brazas y su profundidad y ¿saben?, vencí…